Se sentía más extraño que nunca, perseguido y aturdido, inmerso en una profunda confusión de la que no podía salir. El chillido de las ratas lo ensordecía y lo atormentaba por lo que decidió tomarse unas copas de wisky y leer un libro en su sillón, mientras los pequeños y asquerosos roedores correteaban entre sus piernas. No podía concentrarse en su lectura, los cientos de ojos rojos lo miraban y lo colocaban en su punto de atención.
De pronto se apareció ante él una enorme, monstruosa e indescriptible criatura, que por su apariencia, era similar a los animales que lo asechaban, pero diferente por su tamaño. Se acercó hacia el hombre con una escalofriante mirada y empezó a chillar de forma ensordecedora. Freddy atónito vio como su cuerpo se quedo tieso, sin reacción alguna. Quizó gritar, pero no pudo; se había quedado sin voz ante el horror. El estómago de la rata explotó, llenando toda la habitación de sangre. De su interior brotaron millones de ratitas que se apoderaron de todo su cuerpo. Estaba inmovilizado; solo podía ver y escuchar.
Al día siguiente, llegó su esposa y se encontró con su marido tirado en el suelo, como si durmiera. Desesperada llamo al médico, quien llegó en pocos minutos. Al entrar a la habitación donde yacía el cuerpo de Freddy, se dio cuenta de que estaba sin vida.
-¿Que sucedió?- Le pregunto la mujer
-Su marido murió de un infarto mientras dormía, lo siento mucho- Dijo el medico mientras se marchaba.
El martes trece se realizó el funeral de Freddy. Malcom, su sobrino, aseguró haber visto a lo lejos una enorme rata de ojos rojos que lo miraba fijamente. Cuando le contó lo sucedido a su tía, ella no le creyó nada; pensó que alucinaba
Días mas tarde la viuda de Freddy recibió una noticia: Malcom había muerto de un infarto al dormir. Sin duda la historia se volvería a repetir...
POR: ANTONELLA SUAREZ Y MARIANELA LOPEZ
